Monte Caseros, Corrientes, 14 de mayo 2025 – Brian Valentín Miño, alias «Bebe», de 27 años, murió en la madrugada de este jueves tras recibir un disparo durante un intento de robo en la casa de una familia de adultos mayores. El hecho, que se enmarca en un contexto de creciente tensión social por la inseguridad y la falta de políticas inclusivas, reavivó el debate sobre la legítima defensa, el fracaso del sistema judicial y las condiciones que llevan a jóvenes como Miño a reincidir en el delito.
El último delito: un robo que terminó en muerte
Según fuentes policiales, Miño ingresó a una vivienda ubicada en General Paz y Córdoba alrededor de las 4:20 AM. Uno de los residentes, un hombre mayor, lo sorprendió y disparó, impactándolo en el riñón derecho. La bala, que quedó alojada en su cuerpo, le provocó una hemorragia interna fatal.

El dueño de casa no fue detenido, ya que la Fiscalía de Monte Caseros considera que actuó en legítima defensa. Sin embargo, el arma fue secuestrada para pericias balísticas. Mientras tanto, el cuerpo de Miño fue trasladado a la morgue y luego entregado a sus familiares.
Un historial delictivo y una libertad condicional fallida
Lo más llamativo del caso es que Miño no debía estar en la calle. En 2023, según informo el portal Info Monte Caseros, había sido condenado a tres años de prisión en suspenso por robo, bajo la condición de no cometer nuevos delitos. Su abogado defensor, el Dr. Carlino, logró que se le otorgara una libertad morigerada (condicionada al cumplimiento de ciertas reglas), argumentando que no representaba un riesgo para la investigación ni había peligro de fuga.

Pero Miño incumplió su condena. En las últimas semanas, fue vinculado a al menos dos robos. El primero fue el robo de una Tablet en un asilo de ancianos, donde una compradora de «buena fe» lo denunció al reconocer el aparato como sustraído.
El segundo, el hurto de pertenencias a Marcelo Dalzotto, cuyos objetos fueron hallados en el domicilio que Miño había declarado ante la justicia.
Ante estos nuevos delitos, su abogado renunció a la defensa, y la Fiscalía de Ejecución de Corrientes comenzó a revisar su situación. Pero el sistema judicial no tuvo tiempo de reaccionar: antes de que se revocara su libertad, Miño murió.
El debate social: ¿Legítima defensa o falla del Estado?
El crimen de Miño no es un hecho aislado, sino un reflejo de problemas estructurales. Por un lado, la falta de políticas sociales. Jóvenes en contextos de marginalidad, sin acceso a educación, trabajo o salud mental, caen en la delincuencia como único camino.
Por otro la inseguridad y desprotección de los vecinos. Ciudadanos que, ante la ausencia del Estado, toman la justicia por mano propia.
Por último, quien debe velar por todos nosotros, el Sistema Judicial lento e ineficaz. Condenas laxas, controles deficientes y reincidencia impune.
«Es el fiel reflejo de una sociedad sin políticas inclusivas», señaló un vecino en redes sociales. «Por un lado, jóvenes que solo aprendieron a delinquir; por otro, trabajadores que deben defender lo suyo porque nadie más lo hace.»

¿Qué sigue?
Mientras la justicia investiga el homicidio en el marco de la legítima defensa, el caso deja preguntas incómodas.
¿Por qué Miño seguía libre pese a sus reincidencias?
¿Cómo evitar que más jóvenes caigan en la delincuencia?
¿Dónde estaba el Estado antes de que este conflicto terminara en sangre?
Hoy, Monte Caseros reclama por soluciones integrales: seguridad sí, pero también oportunidades reales para quienes, como Miño, nunca las tuvieron.
Fuentes: Infomontecaseros.blogspot.com /Roberto Zorrilla Periodista /Redes sociales.